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Terminar con MiGue, después de los últimos 6 meses era difícil. La relación más que nombre, había sido el tiempo, el espacio mental, todo lo que había dejado y descuidado, las noches sin dormir, los riesgos corridos, la mente colocada en tal nexo.
MiGue era especial para Lena porque más que afecto habían proyectos, habían valores en común, habían sueños. Lo pasaba tan bien con él, mirando las nubes e imaginándose cosas.
Pero la historia con MiGuel ya no daba para más. La ley del embudo nunca es buena en ninguna relación, el sebamiento menos. El no decirse las cosas a la cara, el desconocer los primeros meses, el aceptar simplemente que los argumentos son válidos sólo para uno de ellos, el intentar que todo resista con un techo de vidrio.

Lena pensó morir un par de días. Intoxicó su cuerpo y su mente para ver si todo se olvidaba, si el mismo dolor se iba tras el sonido del plástico cóncavo, colocando las grajeas una a una, depositando en algo concreto su dolor. Caminó y recorrió la ciudad encontrándose con gente que no reconocerìa que las pupilas dilatadas no eran por pitos, ni copete si no por esa sensación de infierno que la acorralaba. Escuchó alguna conferencia de prensa , con algún personaje que disparaba frases inconexas. Conversó con los amigos de no sé quien, conversó con sus amigos, conversó en el baño, conversó, pero no dijo nada.

Se hizo la normal, siguió el curso de su parafernalia. Y al final del camino encontró a un amigo( ya, en algún momento pasado muy pasado fueron algo, pero ya no), Zé Carlos que le recordó qe aún habían casas por visitar. La invitó al día siguiente a un carrete normal, con gente normal.
Lena volvió a ser el alma de alguna fiesta; se sonrojó cuando supo que la celebrada leía sus blogs, cuando se los recomendó a sus amigos, cuando el chiquillo guapo con el que conversó toda la noche anotó la dirección de su columna (ella aplicó eso de imaginarselo en situaciones complejas para que no le gustara).


Partió pronto al shos. Se juntó con la fotógrafa gringa. Se encontró con los ñoño-amigos de uno de los ñoños más amigos de ella.

Hay algo que le carga a Lena, y eso es la obviedad. Esa sensación de sentirse acosada con situaciones OBVIAS como de la invitá al cine y dame tu cel le cargaban un poco, pero decidía jugar un rato. Ignacio insistía en seguirla pa todos lados esa noche, incluso cuando apareció Limón y ella no miraba a nadie más. Incluso cuando se encontraron con otro ñoño-amigo que le cayó mejor. Ignacio no era una opciòn ni de buena onda despuès de un rato,que de curao se cae en moto, se lo llevan los pacos. De fondo suena un artista decadente que hace creer a todos que es bacàn( igual un poco, pero tanto?)por mientras que se va conversando con otro ñoño más que sumado al resto, hacen un grupo de gente pensante entretenida de analizar a las 06:00 de la madrugada.

Saliendo del local se encuentra a Limón nuevamente. Lo abraza un par de veces más(pta que guapo) y se convence de que no hay nada que hacer... pero que en mirar no hay engaño....verdad?


Llega a su casa, convencida que el infierno es una mala opciòn, sobre todo cuando el jueguito de la gente es tan aliviador, cuando la cabeza está machacada de ideas feas.


(De fondo "Eu te quero sò pra mim", Grupo Revelaçao. Olor a feijon preto, a carabineros de chile, a laboratorios)

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